Hola, ¿Cómo están?
Hoy sabrán que va a pasar con Luke y Anazareth en esas cuevas.
Capitulo 7
El olor era tan fuerte que apenas se podía respirar. Luke se acercó tambaleante — ¿Estás bien?
Anazareth movió la cabeza confundida. Camino a la izquierda Luke la siguió — Ese no es el camino.
— ¿A qué lugar conducen las cuevas?
Luke se rascó la barbilla unos minutos tratando de recordar.
— Creo que conduce al lugar donde celebramos el funeral de Amras.
— Me lo imaginaba.
Anazareth se apoyó en las paredes algo cansada y mareada. Luke se apoyó también en la pared.
— ¿Qué te imaginabas?
— Estas hierbas producen sueño cuanto más magia tienes más rápido te duermes. Luego del funeral los dragones despiden a Amras volando si Gilraren vuela por este lugar...
— Se desmayara y morirá.
Anazareth asintió nerviosa. Se quedó mirando la cueva pensando. — Debemos hacer algo.
Un enorme dragón
verde entró en la cueva
agitando sus grandes alas
para enterrar vivos
a Anazareth y a Luke. — Puedo sugerir
que se mueran.
Luke hizo un
campo de fuerza
con su magia para no ser enterados por las rocas. La voz del dragón le recordaba alguien. Pero en ese momento el vampiro estaba más ocupado luchando.
Miró a Anazareth
deseaba tocarla una vez
más. En lugar de eso dijo —. Tú te encargas de la
cueva . Yo lo haré del dragón.
— A tus ordenes.
Luke sonrió y salió del campo de fuerza.
El enorme dragón se había
convertido en un pequeño dragón que
trató de incinerar a
Luke. El vampiro hizo
un rayo congelante. Aunque él no
respiraba el ambiente
se le volvía pesado y el maldito
dragón no lo dejaba de atacar
como si fuera un molesto mosquito.
Luke pensó que
estaba enfocando mal su ataque. Desde que se enfrentó a
Úvatar y perdió. Se entrenó
con Seirim y Adremelech. Cerró los ojos el
dragón se rio pero cuando lo atacó
fue noqueado con un solo
golpe.
Luke iba a ver como se encontraba Anazareth cuando la oyó reír. Él simplemente se quedó observando su rostro. Después de tantas luchas y miedos su sonrisa lo cautivo y supo que lucharía por estar junto ella.
Anazareth no podía volar la cueva y tampoco disipar el narcótico. Pero se le ocurrió alterarlo y hacer algo inofensivo para poder salvar a su amiga y a los otros dragones. Por suerte ella siempre llevaba su maletín con sus hierbas e instrumentos. Se sacó su saco negro y en su hombro toco un pequeño tatuaje con forma de bolsa por arte de magia un bolso se materializó. ella buscó lo que necesitaba y en el momento justo alteró la poción de dormir y la convirtió en una de alergia. Sonrió para luego estornudar ruidosamente.
La cueva se inundó de fuego si no hubiera sido porque Luke hizo un campo de fuerzas los dos hubieran muertos carbonizados.
Anazareth corrió al lugar donde se encontraba el vampiro y el dragón noqueado.
— ¿Estás bien?
Luke suspiró algo molesto —. Podías haberme advertido.
Anazareth se volvió en redondo y le dio la espalda a Luke.
— Estaba ocupada.
Luke contempló la graciosa curva de su espalda, su cuello, tenso de indignación, el orgulloso ladea miento de la cabeza y sintió un insoportable y tierno sentimiento crecer en él. Había deseado a Anazareth desde el primer momento en que había puesto los ojos en ella. Bueno luego, de que lo convirtió en gallina. Pensó que esa molesta atracción desaparecería con el tiempo, pero cuanto más la conocía más la deseaba.
La asió por los hombros. Hizo que ella lo mirase a los ojos. Alzó la barbilla de Anazareth . Había lágrimas en sus ojos y él se las enjuagó con la yema del pulgar.
— ¿Estás bien?
— Tengo alergia.
Ambos rieron y se quedaron mirando a los ojos. Era un momento tan absurdo y a la vez tan tierno. Anazareth se levantó de puntillas y le rozó los labios con un beso, pero un simple roce no le bastaba. Persiguió con la lengua la curva de su boca en una petición silenciosa de que la abriera para ella. Al principio, la reacción de Luke fue de sorpresa.
El beso comenzó lento e indolente, hasta estallar en insaciable pasión. Luke no podía contenerse. La naturaleza de su beso se volvió completamente sensual y audaz. Mientras Luke la atraía hacia sí y la estrechaba con fuerza.
Anazareth gimió llena de deseo y miedo. De repente se soltó de los brazos de Luke y lo dejó en la cueva.
Les deseo un genial fin de semana.